novenas de santos en Nilahue Alto, Isla del Guindo, Paredones y otros lugarejos colchaguinos. Asiste todos los años a la celebración de la Virgen del Perpetuo Socorro (“Las Perpetuas”), en Nilahue Alto (Lolol).
Acevedo canta un repertorio estricto de versos que sólo él sabe. A pesar de sus años, posee una voz poderosa de tenor, gran memoria y clara pronunciación.
Verso por Herencia
Toqué una mesa sin patas
y una guitarra sin cuerdas,
y una manca coja y lerda
y un quiltro con una gata
que no cazaba las ratas
por diferentes razones;
a topás por los rincones
andaba la cucha ciega,
y así, a mi herencia se agrega
una casa sin horcones.
También me dejó un violín
y un guitarrón sin clavijas,
un lacito de verijas
y una soga de quilín;
una chaqueta de brin
que en la basura se halló;
un cuero que se vendió
en una chaucha sin sello;
una camisa sin cuello
por herencia me dejó.
Toqué una mesa sin patas
y una guitarra sin cuerdas,
y una manca coja y lerda
y un quiltro con una gata
que no cazaba las ratas
por diferentes razones;
a topás por los rincones
andaba la cucha ciega,
y así, a mi herencia se agrega
una casa sin horcones.
También me dejó un violín
y un guitarrón sin clavijas,
un lacito de verijas
y una soga de quilín;
una chaqueta de brin
que en la basura se halló;
un cuero que se vendió
en una chaucha sin sello;
una camisa sin cuello
por herencia me dejó.
Un día, por la mañana,
cuando se puso a testar,
dijo que me iba a dejar
los rungues y la callana;
también una palangana
que mi abuela fabricó;
un anillo me dejó
que era de mi mama abuela;
también toqué una vihuela
cuando mi padre murió.
Me dejó una calabaza
que era de mi tía abuela,
y me dejó un par de espuelas
y de mi madre, una taza;
una vejiga sin grasa
que también yo apercibí,
un saco lleno de ají
que era de mi taita abuelo,
y así, por mi bisabuelo,
fue lo que me tocó a mí.
(José Gervasio Acevedo.)
Fuente: Juan Uribe Echevarría.FLOR DE, CANTO A LO HUMANO. 1974
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